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Las CCOO nacieron para responder a una necesidad organizativa de la clase trabajadora y defender sus intereses. Estas primeras CCOO surgieron espontáneamente como movimiento al margen del sistema franquista durante los años 1960 en Asturias, Cataluña, Euskadi y Madrid, ante problemas reivindicativos concretos, como salarios, convenios, etc. Una vez resueltos o pasados esos problemas, el Sindicato se disolvía. Es decir, surgían de forma coyuntural como respuesta a una situación conflictiva concreta, superada la cual, desaparecían. Fueron impulsadas por el Partido Comunista de España (PCE), movimientos cristianos obreros (HOAC) y diferentes colectivos opuestos al régimen. Las CCOO, en principio de carácter provincial, se fueron extendiendo por el país, adquiriendo cierta estabilidad y coordinándose unas con otras. En un principio fueron toleradas, se podría decir incluso que casi legales, pero la fuerte represión que recayó sobre ellas a finales de los años 60 provocó cierto retroceso en el auge que estaban teniendo. Pese a ello, volvieron a resurgir, y lo hicieron con unas bases más sólidas, pero también con ciertas normas de clandestinidad motivadas por las circunstancias socio-políticas del momento. En cuanto a los objetivos básicos de CCOO han sido y siguen siendo, en primer lugar, la lucha contra la explotación mediante la defensa de los intereses inmediatos de la clase trabajadora (económicos, sociales y políticos). En segunda instancia, hay que hablar de la intención del Sindicato de elevar, a través de esta lucha, el nivel de conciencia, la organización y la combatividad de los trabajadores y trabajadoras. Para llevar a cabo esta acción sindical, la organización ha desarrollado otros aspectos esenciales, como la creación de las estructuras adecuadas y su funcionamiento. Así, la unidad, la estabilidad (creación de CCOO de base), la democracia y la combatividad son los principios sobre los que se ha basado la organización de CCOO para poder cumplir sus objetivos. La unidad en CCOO se basa en que en su seno tiene cabida toda persona trabajadora cualquiera que sea su ideología y su nivel organizativo. No en vano, en los primeros años de vida del Sindicato participaron en él, de forma unitaria, las diversas tendencias políticas que componían el movimiento obrero español en su vertiente más organizada: independientes, comunistas, falangistas de izquierda, católicos procedentes de los movimientos apostólicos, democratacristianos, anarcosindicalistas… Así, la unidad organizativa en CCOO conjuga dos aspectos: en primer lugar, un funcionamiento verdaderamente democrático y, en segundo lugar, un contenido político no netamente marcado por un color partidista, ya que el contenido político debe ser aquél que en cada momento asuma la clase trabajadora. Indudablemente, para que esto sea así (para no pasarse ni por la izquierda ni por la derecha), se hace necesario la presencia de una democracia interna fuerte y unas CCOO que integren en su seno el mayor número de trabajadores y trabajadoras posible, es decir, que exista una base amplia. Tras unos años de dura represión, que alcanzó su punto álgido a principios de 1969 con la declaración del Estado de Excepción en toda España, en 1970 el movimiento huelguístico conoció un nuevo auge, plasmándose en manifestaciones, concentraciones y otras formas de lucha. Paralelamente a esta consolidación de las CCOO, el quinquenio de 1970-1975 va a suponer un endurecimiento general del régimen hacia todas las formas de oposición política y social, y en especial a las que provenían del movimiento obrero. Pese a la creciente conflictividad social, que en ocasiones se saldará con el encarcelamiento e incluso la muerte de algunas personas trabajadoras, las CCOO continuaron extendiéndose. La década de los años 70 se desarrolló no exenta de nuevos conflictos, enfrentamientos, manifestaciones, detenciones y asesinatos. Sólo con la muerte del general Franco, en noviembre de 1975, se abrió un nuevo periodo para el Sindicato, aunque, eso sí, con bastantes de los problemas heredados de la época anterior. Finalmente, el 27 de abril de 1977 se asistía por fin a la legalización de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras. Por otra parte, cabe prestar especial atención al carácter clandestino que asumió el Sindicato en sus primeros años de vida, consecuencia directa de la coyuntura política que se vivía en el país. Pese a ello, la actividad reivindicativa de la organización no se vio mermada, más aún al contrario, se desarrolló un amplio sistema propagandístico traducido en la elaboración de panfletos, proclamas y manifiestos que han llegado a nosotros como parte importante de la documentación producida por CCOO. En cualquier caso, lo que no se puede negar es que la represión y la clandestinidad pusieron serias trabas al avance de las tareas sindicales y, principalmente, el mayor obstáculo de todos que hay que considerar y del que sus propios miembros eran conscientes, era que mientras una organización continuase en la clandestinidad, seguiría siendo minoritaria. Por lo tanto, en cuanto el momento político lo permitió, se intentaron buscar nuevas formas organizativas que permitieron englobar a la mayoría de los trabajadores y trabajadoras y recoger directa y democráticamente sus aspiraciones. Durante la etapa en que las CCOO fueron un movimiento de la clase trabajadora de carácter sociopolítico, la documentación generada consistía fundamentalmente en manifiestos, convocatorias, comunicados e informes de los órganos de la dirección del Sindicato en los distintos momentos: intercomisiones, comisiones delegadas o coordinadoras. A partir de su legalización, la organización de las CCOO se fue definiendo y haciendo más compleja, al tiempo que fue estructurándose en territorios y en ramas de producción. Como producto de esta estructuración, en cada una de sus estructuras se puede encontrar tanto documentación producida por los órganos de dirección y representación (que definen la política sindical de CCOO y resuelven sobre los temas clave) como documentación generada en las distintas secretarías (General, Organización, Acción Sindical, Empleo, Formación, etc.), que refleja las estrategias de la acción sindical en las distintas áreas de trabajo: negociación colectiva, conflictos colectivos, elecciones sindicales, afiliación y otras. A. Las Comisiones Obreras en Castilla y León Según nos informa la propia documentación: “La Unión Regional se conforma a partir del I Congreso celebrado en Junio de 1978, después de un amplio proceso congresual de las ocho provincias, que compusieron en un primer momento la Unión Regional de CCOO de Castilla la Vieja. Fue un paso cualitativo importante en la concepción de CCOO como organización. Este primer periodo de la Unión Regional podríamos calificarlo como necesariamente débil y de transición, en el que el peso fundamental tanto a nivel sindical como organizativo sigue basculando casi exclusivamente sobre las Uniones Provinciales. La propia composición de los órganos de dirección de la Unión Regional reflejaban este estado de cosas, ya que, a excepción del Secretario General, claramente identificable como Unión Regional, casi todos los demás compañeros que componían el Secretariado y la Ejecutiva, realizaban un trabajo dedicado fundamentalmente a su Unión Provincial o Sindicato Provincial. Sin embargo y a pesar de estas dificultades, la necesidad de consolidar la Unión Regional se fue haciendo cada vez más patente. El avance en la articulación autonómica del Estado, con la formación del Ente Preautonómico castellano-leonés, la articulación y homogeneización de la alternativa sindical de CCOO en la Región y la necesidad de ayuda en el terreno concreto organizativo–sindical a la mayor parte de las Uniones Provinciales, fueron los ejes, a grandes rasgos, sobre los que se fue cimentando la Unión Regional. Nuestro II Congreso, celebrado en mayo de 1981, en coherencia con lo que sería después el II Congreso Confederal, fue el Congreso de la consolidación y organización de la Unión Regional. El II Congreso supuso, en primer lugar, la incorporación de León a la Unión Regional, elemento tanto cualitativa como cuantitativamente muy notable, si tenemos en cuenta la relevancia económica y social de la provincia, así como el significativo desarrollo de CCOO en ella. La incorporación de León suponía además llenar un vacío orgánico y político, muy importante si tenemos en cuenta los elementos anteriormente descritos, así como la articulación organizativa de la Confederación Sindical de CCOO. El Congreso definió más concretamente la alternativa sindical, política y económica de CCOO de Castilla y León. Nos dotamos de unos Estatutos propios, así como de un programa de Organización y Finanzas, que en consonancia con los proyectos confederales al respecto, recogieran las peculiaridades de nuestra región. Tanto en la composición del Consejo como en la elección por el Congreso de la Ejecutiva, la experiencia del anterior periodo fue un elemento importante, teniendo en cuenta la escasez de medios humanos y económicos”. Tras este breve recorrido histórico por sus comienzos, diremos que los propios Estatutos de la Unión Regional de CCOO de Castilla y León definen a la Organización de Comisiones Obreras como un sindicato reivindicativo y de clase, unitario, democrático e independiente, sociopolítico e internacionalista. Defiende las reivindicaciones de la clase trabajadora y está orientado a la supresión de la sociedad capitalista y a la construcción de una sociedad socialista. Es unitario porque, esforzándose no obstante por mantener de forma prioritaria un carácter plural, se propone como objetivo fundamental la consecución de la unidad sindical orgánica dentro del Estado Español mediante la creación de una Confederación que sea expresión libre y unitaria de todas las personas trabajadoras. Se configura, asimismo, como un sindicato democrático e independiente. La independencia de la Unión Regional de CCOO se expresa y garantiza fundamentalmente por medio del más amplio ejercicio de la democracia y de la participación de los trabajadores y trabajadoras en la vida interna del Sindicato. Como organización sociopolítica, además de reivindicar la mejora de las condiciones de vida y trabajo, asume la defensa de todo aquello que les afecta como clase en la perspectiva de la supresión de toda opresión. Haciendo un breve recorrido por la historia del Sindicato, podemos decir que la aparición de las primeras organizaciones obreras en Castilla y León como respuesta a la conflictividad social creciente en el ámbito obrero y, en concreto, potenciada con la gran huelga minera que tuvo lugar en el norte de León, aconteció a principios de los años sesenta del siglo XX (en concreto, en 1962). Este periodo de revuelta social coincidió con el inicio de un proceso de transformación de la economía castellano-leonesa, produciéndose un importante incremento de la población activa industrial en la que la inversión extranjera tuvo mucho que ver. En este aspecto hay que destacar la creación de grandes empresas, entre las que destaca la vallisoletana FASA–Renault, que nacía en diciembre de 1951. Serán, por tanto, las grandes empresas, sobre todo del sector automovilístico (más tarde, en 1973, se inauguraba la factoría Michelín, con sede también en la ciudad de Valladolid), junto con la minería leonesa y palentina, las protagonistas de las primeras movilizaciones obreras de los años sesenta y setenta. Y serán ellas, del mismo modo, junto con la empresa estatal RENFE, donde surjan las primeras Comisiones Obreras. En la Historia de las CCOO de Castilla y León se diferencian tres etapas de desarrollo (Ruiz, 1993, pp. 345-352). Una primera etapa, de 1962 a 1971, en la que se perciben los primeros ecos de protesta, muy localizados y sin una verdadera repercusión, en las ramas minera, de la construcción, textil, banca, en RENFE y en SAVA (Sociedad Anónima de Vehículos Automóviles). El movimiento obrero en Castilla y León va a vivir un ascenso indiscutible durante la segunda fase, a partir de 1971. Esta circunstancia se verá condicionada por el aumento del tejido industrial en la comunidad, lo que propició la aparición de las primeras estructuras sindicales de carácter provincial y supraprovincial. Finalmente, la consolidación de las Comisiones Obreras llegaría de la mano de su legalización y, precisando más, del Primer Congreso Regional celebrado en junio de 1978. En efecto, El Primer Congreso Regional de CCOO de Castilla la Vieja –como se denominó en los primeros años- reunió a los delegados y delegadas procedentes de las ocho provincias que componían la región, constituyéndose la Unión Regional (en la que quedarían integradas las uniones Provinciales de toda la comunidad) y eligiéndose los órganos de dirección de la misma. Así pues, la Unión Regional de CCOO de Castilla y León se configuraba como una Unión Sindical integrada por las Federaciones Regionales y las Uniones Provinciales, en cuyo seno tenían y tienen cabida todo el ámbito trabajador que, con independencia de sus convicciones personales, aceptasen y practicasen la política sindical de la Unión Regional. Ésta es parte integrante de la Confederación Sindical de CCOO de España, en cuya estructura orgánica participa como Unión Regional y como las distintas Federaciones que la integran, reconociendo la capacidad de dirección de los órganos estatales, y aceptando la política sindical que por los mismos se elaboran, participando en sus actividades y aceptando sus decisiones con carácter vinculante. En consecuencia, la Unión Regional de CCOO de Castilla y León mantiene sus vinculaciones organizativas y económicas con las organizaciones estatales. No obstante, y en cualquier caso, la Unión Regional, mantiene plena autonomía en su ámbito territorial, es decir, dentro de la Comunidad Autónoma castellana y leonesa. El ámbito profesional de la afiliación al Sindicato será, en primer lugar, todas aquellas personas asalariadas, pensionistas y jubiladas; en segundo lugar, las personas desempleadas y, por último, el colectivo autónomo que no tengan mano de obra asalariada a su cuenta. En cuanto a los órganos de representación y dirección de la Unión Regional de CCOO, son los siguientes: el Congreso Regional, el Consejo Regional, la Comisión Ejecutiva y el Secretariado. B. Estructura interna del Sindicato El conjunto de afiliados y afiliadas de una misma empresa constituyen la Sección Sindical de empresa, siempre que sean número suficiente para ello. En la Sección Sindical se discuten, entre todos, los problemas de la empresa y se trazan las líneas de actuación frente a ellos. Las personas afiliadas a CCOO de una misma rama (metal, enseñanza, construcción, etc.) en una misma localidad, constituye el Sindicato Local, y los de una misma provincia o comarca, el Sindicato Provincial (o Comarcal). El Sindicato Provincial (o Comarcal) es el que lleva la acción sindical de la rama en una zona concreta, negocia los convenios de ámbito provincial, etc. A él acuden en primera instancia sus afiliados y afiliadas cuando tienen problemas en su empresa. El conjunto de sindicatos locales de diferentes ramas forman la Unión Local y el de Sindicatos Provinciales (o Comarcales) la Unión Provincial (o Comarcal). En las Uniones se atiende a los problemas que afectan a todos los trabajadores y trabajadoras, sean de la rama que sean, y se dispone de personal jurídico, economista y técnico para su asesoramiento. Así pues, el diagrama de la organización sindical sería el siguiente: ORGANIZACIÓN de RAMA - Sección Sindical - Sindicato de Rama - Federación Regional - Federación Estatal ORGANIZACIÓN TERRITORIAL - Unión Local y/o Comarcal - Unión Provincial - Unión Regional - Confederación Sindical De todo lo expuesto, se concluye que en CCOO existe una doble organización: - Por ramas (metal, construcción, comercio, químicas, enseñanza, etc.) - Por territorios (localidad, provincia o comarca, región o nacionalidad y todo el Estado). El conjunto de sindicatos de una misma rama de todo el Estado constituyen la Federación Estatal. En muchas regiones existe también una Federación Regional o Nacional, integrada en la Federación Estatal, siendo ésta la que traza la política sindical global del sector y quien negocia los convenios de rama. El conjunto
de Uniones Provinciales o Comarcales forman una Unión de Nacionalidad o Región y todas ellas a su vez, junto con las Federaciones Estatales, forman la Confederación Sindical de CCOO. Así pues, el organigrama quedaría diseñado de la siguiente manera: CONFEDERACIÓN SINDICAL DE CCOO A.a. Federaciones Estatales de Rama A.b. Federaciones Nacionales o Regionales de Rama A.c. Sindicato provincial o comarcal. A.d. Sindicato local B.a. Uniones nacionales o regionales B.b. Unión provincial o comarcal. B.c. Unión local.

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